Dentro del complejo mundo del proceso cognitivo, encontramos que sus aspectos fundamentales son la capacidad de relacionar y las representaciones. Y ello, especialmente debido a la prevalencia que tienen en la acción humana. En efecto, nada de lo que hacemos es independiente del proceso cognitivo, sea o no sea captado por la conciencia del individuo. Puesto que muchos de estos procesos se dan más allá de ella.
El proceso cognitivo se tienda a relacionar a una infinidad de elementos. Y así una experiencia actual, por ejemplo, nos recuerda una anterior que tiene algo que nos permite establecer la relación. Enfrentamos al mundo lo comprendemos en la medida en que los elementos informativos que captamos en el momento se relacionan con otros. El ejemplo más simple es el de reconocer, como sucede cuando vemos a una persona y sabemos quién es ella y lo que significa para nosotros. En efecto, nada tiene sentido para nosotros a no ser que lo asociemos a la información que hemos acumulado a través de nuestra experiencia vital. Y en cuanto a la vida social, toda nuestra acción deriva de las relaciones que establecemos entre lo que sucede en el momento y otros hechos ocurridos en el pasado, incluyendo la información proporcionada por otros.
Igualmente, el proceso cognitivo es determinante en las situaciones de maltrato, porque la convicción de los recursos frente a ellas da origen al síndrome de emergencia. Es decir, la evaluación de las situaciones está dada por la representación que se tenga de ellas y por la respectiva significación que asumen, y como consecuencia el individuo reacciona de una u otra forma. Lo que se constata también dentro de las relaciones interpersonales.
Los conductistas defendían que nuestra conducta se puede explicar por una historia de refuerzos y castigos acumulados en nuestra vida. Somos como somos, porque a lo largo de nuestra vida se nos ha premiado el ser de esa manera. Nuestra conducta no es más que la respuesta a un estimulo al que hemos aprendido a responder.
Igualmente, el proceso cognitivo es determinante en las situaciones de maltrato, porque la convicción de los recursos frente a ellas da origen al síndrome de emergencia. Es decir, la evaluación de las situaciones está dada por la representación que se tenga de ellas y por la respectiva significación que asumen, y como consecuencia el individuo reacciona de una u otra forma. Lo que se constata también dentro de las relaciones interpersonales.
Los conductistas defendían que nuestra conducta se puede explicar por una historia de refuerzos y castigos acumulados en nuestra vida. Somos como somos, porque a lo largo de nuestra vida se nos ha premiado el ser de esa manera. Nuestra conducta no es más que la respuesta a un estimulo al que hemos aprendido a responder.
Los neoconductistas, defendían que la conducta de
los humanos no podía explicarse de una manera tan simple. Que entre el estimulo
y la respuesta que damos, están todos los procesos cognitivos que ponemos en
marcha.
El estímulo es percibido por el sujeto, y
cada sujeto lo percibe desde su manera de entender el mundo. Ha aprendido a
interpretar de una manera y todos no lo interpretamos igual dependiendo de lo
que hemos vivido. Percibimos, explicamos, atribuidos… dependiendo de cómo lo
hemos aprendido a hacer.
Desde el punto de vista conductista, los
estímulos y refuerzos explicarían las relaciones. Si me compensa, tenderé a
mantener la relación. No obstante, ya sabemos, que en las relaciones tanto como
la realidad influyen las expectativas.
Funciones Cognitivas
Entre las funciones
cognitivas vamos a distinguir:
-
Memoria.
-
Percepción.
-
Pensamiento.
La
memoria es el proceso cognitivo por el que almacenamos información y la
recuperamos. Hay varios modelos explicativos de la memoria. El modelo
multi-almacén distingue tres tipos de memoria:
- Memoria
sensorial: almacén que guarda por unos pocos instantes gran cantidad de
información procedente de los sentidos.
- Memoria
a corto plazo: es la memoria de trabajo, la conciencia.
- Memoria
a largo plazo: en ella, se guarda gran cantidad de información durante mucho
tiempo. Sería como el disco duro del ordenador.
La percepción es el proceso cognitivo
mediante el cual interpretamos lo que entra por nuestros sentidos. Tratamos de
ajustar lo que entra a través de nuestros sentidos a lo que tenemos almacenado
en la memoria. Intentamos entender el mundo que nos rodeo desde lo que
observamos a simple vista o lo que conocemos.
El pensamiento es el flujo de ideas
que a modo de grifo baña nuestra conciencia. Se distinguen dos tipos de
pensamientos:
-
Pensamiento
espontáneo.
-
Pensamiento
dirigido.
El pensamiento espontaneo consiste en
ese flujo de ideas continuo que acontece en nuestra conciencia. Es lo que
pensamos cuando no pensamos.
Sin embargo, a veces utilizamos
nuestro pensamiento de forma dirigida y con el objeto de sacar unas
conclusiones. Nos representamos el mundo en nuestra mente y tratamos de hallar
explicaciones a lo que sucede, de prevenir situaciones o de anticiparnos a
problemas con soluciones concretas. Esta forma de pensamiento se denomina
pensamiento dirigido. El individuo piensa de forma lógica y abstracta. Piensa
con conceptos abstractos y de forma lógica. Esta forma de pensamiento, el
pensamiento inteligente, es un logro del hombre como especie, y un logro de
todos los individuos.
Al mismo tiempo, las funciones
cognitivas influyen en la vida afectivas. Según lo que percibamos, según como
interpretamos lo sucedido, según que atribuciones hagamos, tendremos diferentes
emociones y sentimientos. Por lo tanto, el funcionamiento cognitivo influye en
la vida afectiva.
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